Quiero volver a ser terriblemente cursi. Decirte que esta noche, cuando llegues a tu departamento de sexto piso y abras la nevera buscando algo que preparar, encontrarás flores en vez de paquetes de carne y, ahí donde creías haber guardado un bote de helado de chocolate para devorar durante la película de medianoche, un corazón estará batiendo para recordarte que hay alguien que encontró mejor hacer circular por sus arterias partículas del amor que le das en vez de sangre, y su corazón algo accesorio; que tu cama no está perdida, sino que siempre tuvo algo de persa en su alma y una noche, cuando habías salido a caminar por el parque y dejaste por accidente el televisor prendido, se dio la casualidad de que estaban dando El Ladrón de Bagdad y ella, emocionada por lo visto, decidió ver qué tan bien preparadas están las camas para la aeronáutica. En serio no sé si me creerías si te dijera que cada que pasas por la calle que te lleva al metro, desde la oficina donde cada día me roban las horas se puede ver, detrás de los edificios, el fulgor que te he jurado que existe pero que por desgracia no puedes ver, y quisiera decirte que, sin temor a los regaños de mi jefa, cada que pasas por la calle que te lleva al metro, pego la cara al ventanal.
La tetera está silbando y he olvidado ponerle las flores de azahar. Hoy no vas a llegar porque te prometí que la siguiente vez el té quedaría perfecto; eso te dije y partiste, y yo, como sabía bien que no estabas para historias de camas-alfombras mágicas, prefierí callarme, dejarme de ser cursi y seguir picando la cebolla.
1 comentario:
si aveces uno se enamora de extraños con los que se topa. jaja más bien siempre. siempre.
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