viernes, 8 de mayo de 2009











I

Miedo a que mi habilidad nemertina no aparezca cuando me estrelle en el suelo, precipitado desde el trapecio, y que mi cuerpo al estallar no se fragmente en numerosas partes que produzcan nuevos individuos. Miedo a que mi lagartija concubina me contagie una enfermedad venérea en la cuál mi brazo se regenere por más que me lo arranque. Miedo a que el pavo relleno no acepte el anillo de matrimonio que cargo en el llavero. Miedo a que mis rodillas revienten al ser perseguido por un babuino asesino corriendo en botarga de corazón. Miedo a que se caiga de mi bolsillo la sonrisa que me regaló mi abeja amiga imaginaria. Miedo a que el dolor en la espalda alta no sea EPOC sino el dolor que provocan un par de alas cuando están a punto de brotar. Miedo a que las langostas nos hagan un gran favor al acabar con todas las cosechas del mundo. Miedo a perder una discusión sobre dirección, motivación y futuro con un cangrejo.


II

Miedo a querer ir del piso 38 al 34 y terminar cuatro departamentos a la izquierda por haber tomado el laterador en vez del elevador. Miedo a subir al metro en Estación Bellas Artes y bajar en Bastille; miedo a querer regresar y terminar en Oktyabrskaya, dando vueltas por toda la Koltsevaya. Miedo a que los monumentos de todo el mundo nos ataquen: que La Liberté éclairant le Monde amanezca en Reforma y Florencia, el Temple Expiatori de la Sagrada Familia en Gabriel Mancera y Torres Adalid, la Tour Eiffel en Reforma 505 y el Obelisco de Buenos Aires en Tacuba 8; que en Isla Bedloe busquen sujetadores gigantes, en Sant Martí de Provençals Nuestra Señora del Tránsito brinque desde la cúpula de la Parroquia del Purísimo Corazón de María para posarse en Carrer de Padilla y Carrer de Mallorca, empleados de Ixe bajen del piso 45 y se lamenten por haber olvidado la instamatic en casa y desde Corrientes y Florida se vea un horrendo caballo de metal.











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2 comentarios:

Silvana dijo...

si lo más feo es el caballo de metal!

Anónimo dijo...

Yo te extraño


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