martes, 5 de mayo de 2009

Temporada de sirenas











No aceptaré veda alguna. Subiré al ático donde vive mi vaca morada, le dejaré agua y comida para unas semanas y tomaré la red que robé al viejo pescador que, en medio del océano, recorría la espiral de estadios hacia el Génesis, y dejaré junto a la vaca, por si llega un intruso, el arpón con el que cacé al Kraken que merodeaba el charquito de cada julio del tejado de patio interior bajo la ventana que separa a mi estación de la palmera. Con mi planisferio Cantino, montado en el globo de Cantoya que resguarda, cuando esta desinflado, el cocodrilo que vive bajo mi cama, te buscaré por cada playa silicio; no procuraré palma ni tela para protegerme, pues el monzón será el coro monumental del concierto que mis lagrimales dirigirán como respuesta cuando, lejano, tu canto reverbere en los acantilados. Cuando, al fin, el catalejo-vigía me informe que se ha asomado tu cuerpo cansado de vagar por tantos mares, una reacción de carbono, azufre y nitrato de potasio mezclado con sodio iluminará el cielo, dejándote saber que tu hora te ha llegado. Finge sorpresa cuando el abrazo de tejido de seda te avise que, para siempre, eres mía.
Advertida estás.










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1 comentario:

Chiclocentro dijo...

a la mar marineros!!!
vamos de pesca!!!!


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